jueves, 25 de octubre de 2007

Como se extraña el mate

Estoy sentada en el living del departamento en el que vivo en Mataró, Barcelona, mirando por la ventana (la cual tiene una vista fantástica, directo al mar) viendo como llegó sin previo aviso el invierno, como se mueven las palmeras con el viento y lo triste del paisaje sin el sol iluminando. Y pienso en lo lindo que sería estar en este momento con mis amigos tomando unos mates con criollitos. En lo lindo que sería estar frente a ellos, contrarnos nuestras vidas entre termo y termo, un poco de chusmerío, unas risas, algún que otro momento de melancolía, pero sobretodo sentir nuevamente la sensación de acogida, de hermandad, de pertenencia indiscutible.

Eso que logra el mate, ese acto de compartir hasta con los extraños, compartir el momento, los sentimientos, algún secretito, nuestras preocupaciones, nuestras alegrías y las de los demás integrantes de la ronda. De recordarte tus tradiciones, de sentirte como en casa estes donde estes.

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